Foto + Texto | Llevarte a clases
para Yazmín
Llevarte a clases.
Ver tu pelo negro y tus labios ansiosos, como rezando,
Ver tu pelo negro y tus labios ansiosos, como rezando,
con el rosario en tus manos, en una iglesia móvil que no era sacra,
con tus ojos de miel pidiéndome ciegamente quedarme,
¿en dónde?, si no había sitio;
me decías esas cosas con el corazón desollado,
me decías esas cosas con el corazón desollado,
esas cosas que tanto deseabas decirme, decirnos,
y que nos las dijimos hasta después de nuestra muerte prematura,
hasta que las cadenas apretaban nuestros cuellos como una soga cristiana;
sentencias casi finales de un amor agónico
sentencias casi finales de un amor agónico
que duró mucho más que el amor real que nos dimos;
expresiones tardías,
expresiones tardías,
entre recuerdos que ya no se encontraban en la balsa,
se nos habían ido algún día de esos muchos días,
se nos habían ido algún día de esos muchos días,
y no supimos cuando ni donde perdimos el lenguaje.
Besarte, tocarte y mirarte a los ojos con el sol ardiendo
de un martes, miércoles o un jueves tal vez,
de un día que no era cualquier día porque estábamos juntos,
en el fango, muy dentro de la tierra,
en donde las raíces se pierden entre los dientes de las tuzas.
Entonces, verte irte de mi,
acostumbrarme a perderte siempre,
ya fuera en la lluvia o al mediodía,
en tu casa o en la mía,
en las veredas o entre las sábanas negras de nuestro amor funesto.
Verte irte,
siempre. De mí.
Verte caminar sin mí a donde quiera que fueras,
ayer, mañana y esta noche que no estás.
No importa el tiempo porque no existe para nosotros,
moribundos en vida tratando de olvidar lo que fuimos,
eso que nunca perpetuamos.
© 2025 Enrique Monroy
Fotos: con Erika Yazmín.
Cámara: Panasonic DMC-LZ1.
UNITEC Campus Cuitláhuac, CDMX, México.
© 2006 Enrique Monroy